LOS SÍNTOMAS DEL EGO Y EL APEGO

El ego y el apego nos separan de los demás y no permiten vivir una vida plena. Son dos extremos de una vida que se pierde en la competitividad, la ansiedad, la depresión, y finalmente la soledad.  Ego y apego Se manifiestan en los seis síntomas siguientes:

  1. Tener la razón: Proviene del ego, y consiste en considerar que mi punto de vista siempre es el correcto, solo porque es mi punto de vista. Creer que las opiniones y los diálogos con los demás son terrenos de lucha en que uno debe ganar y el otro ser derrotado. Quien quiere tener a toda hora la razón, pronto se enfrentará a la soledad de su ignorancia emocional.
  2. Miedo al rechazo: Es el dejar de hacer, opinar, elegir, o sentir por miedo a la desaprobación de los demás. es un apego exagerado a lo que digan los demás. Significa olvidar que uno no se debe paralizar por el qué dirán, u olvidar que uno vino al mundo es a dejar una huella propia, única y auténtica. La necesidad de aprobación de los demás nos ha vuelto dependientes del “me gusta”, el “like”. Buscando aprobación, terminamos perdiéndonos a nosotros mismos.
  3. Miedo al fracaso: Paralizarse por el temor a que no se consiga el resultado que esperamos, cuando realmente el fracaso es la escuela del aprendizaje porque sencillamente nos indica lo que no debe hacerse en el próximo intento, y nos abre las posibilidades de hacerlo de una manera diferente. No nos apeguemos tanto al resultado y disfrutemos del viaje. Quien por miedo no quiere iniciar algo, por deber termina haciendo nada.
  4. Tener el control: Es una actitud de tener dominio absoluto sobre todo aquello en que podemos influir, sobre toda hoja que se mueve en el horizonte, por nuestro temor a sentirnos vulnerables o ser lastimados. Es una coraza rígida entre nuestro corazón y los demás. Proviene del ego, quien siempre quiere manipular y dominar. Controla, y al final serás controlado por tu soberbio ego.
  5. Ponerse como víctima: Se usa para evadir la responsabilidad y culpar a otro, porque es más cómodo culpar que asumir. Su emblema es quejarse a toda hora. Este síntoma también esconde un deseo sutil y egoísta de manipulación a las otras personas. Tan fácil ser víctima y tan difícil ser el héroe de nuestro destino.
  6. No valgo: Es un sentimiento de minusvalía o carencia respecto de la imagen de uno mismo que nos impide iniciar o alcanzar grandes sueños. Este síntoma, unido a cualquiera de los anteriores, es el artífice de la pérdida de la autoestima. Quien no se ama no puede amar a nadie. Quien no se valora no puede ver la belleza del mundo ni la de los demás.

Seamos Titanes de nuestro destino, derrotando a diario los seis síntomas del ego y el apego.

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¿Cómo educar a los niños para que sean felices?

Durante el Wise Summit 2019, realizado en Catar, el psicólogo Andy Cope, referente mundial por sus estudios en psicología positiva y felicidad, entregó a Semana Educación las cinco lecciones que deben tener en cuenta un padre y un maestro al momento de educar a los niños para que adquieran las herramientas necesarias para afrontar la vida felizmente.

Hace más de 20 años, el psicólogo inglés Andy Cope decidió dar un giro a su profesión. Durante su carrera universitaria le enseñaron a ver su campo como el estudio de las enfermedades. Pacientes que padecían múltiples patologías a raíz, siempre, de la infelicidad, la tristeza y el dolor. En ese momento se preguntó: ¿Por qué no estudiar cómo ser feliz mucho antes de llegar a la enfermedad? 

Así emprendió su doctorado analizando a personas que se consideraban a sí mismas felices, y a quienes su entorno reconocía con una alegría contagiosa. Concluyó que la felicidad proviene en un 10 por ciento del ambiente en el que se encuentra un ser humano, 50 por ciento de factores genéticos y de crianza, y 40 por ciento de comportamientos aprendidos.

Precisamente, por ese 40 por ciento tiene que apostar la educación, para enseñar a las personas a tener estrategias que conlleven una visión positiva de la vida. Cope denomina este proceso el “florecer” de la felicidad.

Durante el Wise Summit 2019, realizado en Catar, entregó a Semana Educación las cinco lecciones que deben tener en cuenta un padre y un maestro al momento de educar a los niños a fin de que adquieran las herramientas necesarias para afrontar la vida felizmente.

Tener una actitud positiva 

Aunque parezca un consejo algo obvio, como señala el experto, todo en la vida empieza por la actitud. No se puede escoger cuándo sentir felicidad, pero sí cuándo tener una actitud positiva.

Los seres humanos deben entender que tienen en sus manos una capacidad de decisión enorme. Además, los estudios de Cope han señalado que estas actitudes “contagian” e influyen en un ambiente de estudio o de trabajo.

En promedio, solo el 2 por ciento de las personas hacen sentir mejor a otras cuando entran a una habitación y las contagian emocionalmente. El experto insiste en que bastan cuatro minutos diarios de actitud positiva para influir en el estado anímico de los demás. Por ello, este hábito significativo se puede enseñar en los colegios.

Ser agradecido

Para Cope, es fundamental enseñar sobre gratitud. Frecuentemente, las personas se concentran en aquello que les falta y olvidan lo que sí tienen. Aconseja enseñar a los niños y jóvenes a hacer listas en las que describan lo que agradecen pero dan por sentado.

Por ejemplo, relaciones personales, la salud, comida, su hogar, etcétera. Los hábitos se aprenden con la constancia, y la gratitud ha demostrado tener enormes repercusiones para poner los problemas en perspectiva.

Mirar a los ojos y sonreír

Las relaciones interpersonales resultan esenciales en el momento de hablar de felicidad, y todo empieza por la manera de tratar a otras personas. Respecto a esto, Cope recomienda enseñar enfáticamente a usar el lenguaje corporal como algo fundamental al relacionarnos, y a nunca subestimar el poder de mirar a los ojos y sonreír.

“La felicidad es un sentimiento contagioso que puede comenzar por reconocer al otro a través de una mirada”, dice.

No aplazar la felicidad

Quizás uno de los mayores problemas del mundo actual es que constantemente nos enseñan a perseguir algo. La vida parece entonces una carrera interminable de metas falsas y efímeras, que desaparecen con la velocidad de un clic.

Cope asegura que no solo se debe enseñar a los niños y jóvenes a ver la felicidad como el ahora, sino que también hay que dar ejemplo de esto. Advierte además sobre los enormes desafíos del mundo actual, donde las redes sociales y el materialismo extremo juegan un rol importante en la frustración y la soledad.

El experto describe esta problemática con un ejemplo: vivimos esperando constantemente los viernes. Por ello, reta a sus pacientes a despertar los lunes como si fuera fin de semana, para que noten los beneficios de abordar la vida positivamente. Las personas viven en promedio 4.000 semanas, por lo que señala con preocupación que si somos miserables los lunes, pasaremos una séptima parte de la existencia siendo infelices.

Finalmente, Cope invita a dejar de lado pensamientos como: “Cuando tenga este trabajo seré feliz”; “cuando tenga este carro, me sentiré realizado”; “cuando esté de vacaciones, estaré en paz”. Se debe enseñar a vivir el presente y a celebrarlo por lo que es, para no ser solo producto de lo que se añora.

El dinero no lo es todo

Tal vez una de las claves más importantes para la felicidad es darle su justo lugar al dinero. Cope comienza esta lección por reconocer que la plata es importante en tanto que permite alcanzar cierto grado de bienestar físico y material. Es decir, adquirir comida, educación, salud, entre otros.

Sin embargo, se debe enseñar a tener un propósito de vida superior, que no reduzca la existencia a un salario. Por ello, para ser feliz se debe dar siempre mayor relevancia a las relaciones personales. La familia, los vínculos sentimentales, los amigos son siempre fuente de bienestar emocional.

Pero ¿qué hacer entonces con el dinero? Cope aconseja enseñar a los niños a invertirlo en experiencias, como una alternativa de mayor alcance para realizarnos como personas. Así, es enfático en que se puede comprar comodidad, pero nunca la felicidad.

Finalmente, señala que la importancia de estas lecciones radica en que el sistema educativo está diseñado para quebrantar a las personas, a punta de presión e imposición de falsas expectativas. Por esa razón, propone enseñar estrategias para cuidar la salud mental, que permitan a los menores tener soluciones tempranas a los sentimientos de tristeza e incertidumbre en una modernidad cada vez más rápida y difícil.

tomado de: Revista Semana

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